Unos patos felices dan esperanza...
En la orilla de un lago tranquilo, rodeado de viento y sol, una persona solitaria estaba sentada en un banco. Sin embargo, el idilio pronto fue interrumpido por cuatro patos que salían tranquilamente del agua clara a tierra. Sus ojos brillaban con un brillo amistoso y sus colas se movían alegremente al ritmo. Mientras se reunían alrededor del humano, casi parecía como si estuvieran compartiendo un mensaje secreto.
"Somos hijos de tu pasada encarnación en el reino animal, convocados desde las profundidades del lago para encontrarte", comenzó el primer pato, sus palabras como un suave soplo de viento.
El humano escuchó, fascinado por este mágico encuentro. Los patos hablaron de una época en la que vivían juntos como familia, como conejos y gatos, y los humanos experimentaban su amoroso cuidado.
"Todavía estamos conectados", dijo el segundo pato, buscando granos diminutos con picos hábiles. "Tu amor ha creado un puente entre mundos".
El humano sonrió, una lágrima de emoción brillando en sus ojos. Recordó cómo una vez había cuidado a sus compañeros animales de una manera sutil, y cómo esa conexión ahora se había despertado mágicamente.
"No sólo tenemos hambre de comida física", respondió el tercer pato, con sus plumas brillando bajo la luz dorada. “Tu amor también nos alimenta en un nivel más allá de lo visible”.
Una profunda calidez fluyó a través del humano cuando se dio cuenta de que la conexión que alguna vez tuvo con sus amigos animales se extendía mucho más allá de lo material.
El cuarto pato añadió: "En los círculos del renacimiento y la reencarnación, nuestras almas siempre se encuentran para compartir experiencias".
El tiempo pasó mientras el humano y los patos se perdían en los recuerdos. De repente, sin embargo, una chispa de comprensión pasó por el hombre y dijo: "Utilicemos esta conexión para cuidar no sólo de nosotros mismos, sino también de la naturaleza y de todas las criaturas".
Los patos asintieron y en ese momento los límites entre los mundos parecieron desdibujarse. El viento llevó el mensaje al mundo y la sonrisa del hombre brilló más que nunca.
Un poema:
A través del tiempo y el espacio, una banda de luz,
Nos entrelaza a todos, no es visible.
El amor vive, sobrevive aquí,
Conecta almas, para siempre nosotros.
Los patos cantan sus canciones,
El hombre reconoce el retorno profundo.
responsabilidad por cada vida,
Un pacto que nunca expirará.
Que la esperanza nos guíe siempre,
En este mundo, lleno de alegrías y tiempos.
Esperando juntos la felicidad
El amor nunca nos deja ir.
Algunos patos afortunados dan esperanza
Que el amor perdure, nunca debe oxidarse.
En cada alma, humana y animal,
Una banda de luz, aquí para siempre.
en Inglés:
Un puñado de patos afortunados inspiran esperanza...
A la orilla de un lago tranquilo, abrazada por suaves vientos y luz solar radiante, una figura solitaria se sienta en un banco. Sin embargo, la serenidad pronto fue interrumpida por cuatro patos que caminaban tranquilamente hacia la orilla desde las aguas cristalinas. Sus ojos brillaban con una chispa amistosa y sus colas se movían alegremente al ritmo. Mientras se reunían alrededor de la persona, parecía casi como si estuvieran compartiendo un mensaje secreto.
"Somos descendientes de tu encarnación pasada en el reino animal, convocados desde las profundidades del lago para encontrarte contigo", comenzó el primer pato, sus palabras como un suave soplo de viento.
La persona escuchó, cautivada por este encantador encuentro. Los patos hablaron de una época en la que vivieron en familia, como conejos y gatos, y cómo la persona experimentó su amoroso cuidado.
"Todavía estamos entrelazados", comentó el segundo pato, picoteando hábilmente en busca de pequeños granos. "Tu amor ha tejido un puente entre los reinos".
La persona sonrió, con una lágrima de emoción brillando en sus ojos. Recordaron cómo una vez habían atendido etéreamente a sus compañeros animales, y cómo esta conexión ahora se reavivaba mágicamente.
"No sólo tenemos hambre de sustento físico", respondió el tercer pato, cuyas plumas brillaban bajo la luz dorada. "Tu amor nos alimenta también en un plano más allá de lo visible".
Una profunda calidez fluyó a través de la persona al darse cuenta de que el vínculo que alguna vez compartieron con sus amigos animales se extendía mucho más allá de lo material.
El cuarto pato añadió: "En los círculos de renacimiento y reencarnación, nuestras almas se reúnen una y otra vez para compartir experiencias".
El tiempo pasó mientras la persona y los patos se perdían en los recuerdos. De repente, una chispa de comprensión recorrió a la persona y habló: "Empleemos esta conexión para cuidar no sólo de nosotros mismos sino también de la naturaleza y de todos los seres".
Los patos se rieron y, en ese momento, los límites entre los mundos parecieron desdibujarse. El viento llevó el mensaje al mundo y la sonrisa de la persona brilló más que nunca.
Un poema:
A través del tiempo y el espacio, un hilo de luz,
Invisible, nos teje a todos, tan brillante.
El amor perdura, aquí persiste,
Almas vinculantes, existen para siempre.
Los patos cantan canciones, sus voces son claras,
El humano capta el retorno desde entonces.
Responsabilidad por cada vida que compartimos,
Un vínculo que nunca se desgastará.
Que la esperanza guíe siempre nuestro camino,
En este mundo, alegre y descarriado.
Juntos, por la felicidad, aspiramos,
El amor nos mantiene cerca, para nunca cansarnos.
Un puñado de patos afortunados inspiran,
El amor sigue vivo, no puede expirar.
En cada alma, tanto humana como animal,
Un hilo de luz, eternamente cesado.